Escolio con fuselaje estival

*

 

deseo: esencia

deviene vespertina la forma

forma en la que tu cuerpo encarna

y el esternón de la mandrágora

acoge

tu contorno definido

en la metáfora del tiempo

 

 

 

*

 

ahora comprendes al esclavo

de la esencia:

diáspora mental

tu crátera elucubra la carne

el aluvión de roces sobre el muslo

diáfano y visible late el signo

porosa morada:

inmanencia

 

 

 

*

 

Suspirar eléctrico

bajo las ramas

las gónadas del aire

 

 

 

*

 

siembra la muerte

en la lengua profética del musgo

ié Peán, ié Peán

 

alrededor del pensamiento

se enroscan cortinas vislumbres

profundos surcos que la pregunta roza

al volverse líquida su misma estela

ié Peán, ié Peán

 

un sol turbio me domina

las entrañas intestinos

dulcificados esfínteres sobre la tinta astral

ié Peán, ié Peán

 

prolífico me nutro

de tu pezón vacilante el signo

circunscrito

en la montaña mental de fuegos circulares

virginal tu tacto me adentra

la pregunta es la pregunta es la respuesta

ié Peán, ié Peán

 

seminal en tu esencia te interrogas

y responde

el vértigo

 

 

 

*

 

Instituyo herejías

mortecinas pieles de barrancos

oscuros dedos que escarban la tragedia

páginas anárquicas

en la hierba hundo mis raíces

de basalto o fonolita

escribe el hado salmodias comerciales

cardúmenes de angustias

horado el doble sentido de la soledad

en mi fotosíntesis nidificante

           nocturno el astrágalo me enfatiza

 

 

 

*

 

el leño bulle

en mis nervios oculares

profundizando esta ecuación de la existencia

como un verde continuo

un vegetal me veo, un vegetal me siento

ardor furtivo e higroscópico

mi emplazamiento la columna

anacoreta de la savia

 

 

 

*

 

ventana:

el mar tranquilo y las nubes

embebidas

por la escritura del ojo

 

la naranja escucha

el lamento de cristal:

habitual el aire desentierra

lenguas que se palpan

en el gozo: rocosa formación de anatomías

 

descubrir el rostro en lo sucesivo

al líquido

espacio

de la fórmula:

en la vigilia febril

el oleaje de las venas

la elipse acaricia el paladar

y en rigor crecen las hierbas sobre el abdomen

gestual de besos:

hogar: ya disuelto el clima

 

donde dos nombres precipitan sus miradas

–dos mirándose–

en la arboleda auditiva del abrazo

 

 

 

*

 

si supieras lo que hoy

hay en mí

el día estallaría y rasgándose

la mar

nos hundiría la luz en un grano

de arena

–rojo punto

que la mañana soplara–